En agosto de 2013 las Naciones Unidas proclamó el 6 de abril como el Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz con el fin de crear conciencia sobre el rol que el deporte puede desempeñar en la promoción de los derechos humanos y el desarrollo económico y social.
En 2015, en tanto, se adoptó la Declaración de la Agenda 2030 con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que buscan mejorar la vida de las personas y que puso de relieve el papel fundamental del deporte en el progreso social al consagrar que "El deporte es también un facilitador importante del desarrollo sostenible. Reconocemos la creciente contribución del deporte al desarrollo y a la paz en cuanto a su promoción de la tolerancia y el respeto y los que aporta al empoderamiento de las mujeres y los jóvenes, tanto a nivel individual como comunitario, así como a la salud, la educación y la inclusión social".
El llamado de atención que formula la agenda internacional con el 6 de abril, a una década de la agenda de los ODS, abre la oportunidad de sensibilizar sobre la contribución que los deportes pueden realizar para favorecer cambios sociales positivos, superar brechas, mejorar la cohesión social, fomentar la vida saludable y, en un nivel global, promover la solidaridad y la paz en el mundo.
En este 2025, además, acercándonos a la 2ª. Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social que se realizará en noviembre en Qatar, el día del deporte se ha centrado específicamente en uno de sus tantos aportes: la inclusión social de los grupos más excluidos. El relato desde la institucionalidad internacional llama este año de forma especial a cuestionar los estereotipos y a promover la igualdad de oportunidades y el deporte inclusivo para todas las personas. Por cierto, es ineludible no aportar a este relato los beneficios que la actividad deportiva puede entregar para la salud integral y el bienestar de la población de todas las edades e identidades, con un relativo bajo costo frente a otras posibles estrategias para ese mismo propósito.
Como instituciones cuya misión es cultivar las ciencias, las humanidades, las artes y las tecnologías, así como también crear, preservar y transmitir conocimiento, formando profesionales, las universidades están llamadas en el sistema chileno a contribuir al desarrollo de la cultura y la satisfacción de los intereses y necesidades del país y sus regiones, atendiendo al rol social de la educación superior en su aporte al progreso también de la comunidad internacional.
Una forma de hacerlo es tomar un decidido y efectivo compromiso con el desarrollo sustentable, desde las distintas áreas del saber, pudiendo el deporte ser una de las áreas que, junto a las ciencias, las tecnologías, las humanidades y las artes, puede ayudar para abordar eficientemente los desafíos que plantea la sociedad. El deporte puede, en efecto, ser un puente hacia espacios para el diálogo constructivo y transformador frente a los desafíos que impone la agenda de sustentabilidad.
Dra. Ximena Gauché Marchetti
Vicerrectora de Relaciones Institucionales y Vinculación con el Medio
Universidad de Concepción