Comunidades Sustentables UdeC busca, entre otras cosas, fomentar la creación de conocimiento académico en temáticas de sustentabilidad, por lo que la implementación de fondos concursables a la interna de la institución educativa ha sido una labor constante del proyecto. En esta ocasión, dichos fondos estuvieron dirigidos hacia investigaciones de académicas y académicos pertenecientes a la Universidad de Concepción.
“Evitando el desperdicio de alimentos: guía práctica para la utilización de frutas y verduras recuperadas del Banco de Alimentos Biobío Solidario” es el título del proyecto dirigido por Manola Olea Vidal, magíster en nutrición humana y académica de la facultad de farmacia en el departamento de nutrición y dietética de la Universidad de Concepción.
Este proyecto tiene por objetivo contribuir a la disminución del desperdicio de frutas y verduras en las familias pertenecientes a las Juntas de Vecinos beneficiarias del Banco de Alimentos Biobío Solidario en un periodo de seis meses de ejecución que terminará con la creación de una guía práctica para la manipulación de alimentos y el aprovechamiento de los mismos en el contexto del Banco de Alimentos Biobío Solidario, insumo abierto a la comunidad y de fácil acceso.
Manola Olea es la responsable del proyecto y líder del equipo investigador conformado por Lorena Melendez Illanes, doctora en ciencias de la salud, Daniel Gaete Rivas, magíster en nutrición humana, Elisa Capurro Jerez, magíster en nutrición humana, María Constenla Navarrete, magíster en nutrición humana y Katia Sáez Carillo, doctora en ingeniería eléctrica.
Una de las problemáticas que visualiza el Banco de Alimentos es que el desperdicio mayoritario de frutas y verduras se sigue perpetuando en las familias beneficiarias de esta iniciativa, principalmente por desconocimiento en cuanto al manejo y conservación de los productos, por cuanto este proyecto acoge esta necesidad y la incorpora en su quehacer, el cual se alinea también con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 1, 2, 3 y 12.
Asimismo, responde a la meta 3 del objetivo 12 de “reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha” con una metodología que involucra la aplicación de la Encuesta Sobre Comportamiento Familiar Frente al Desperdicio de Alimentos (Cáceres-Rodríguez P. y cols. 2021) previamente validada por un comité de expertos.
“En Chile no está muy levantada la información en cuanto a cómo perciben las personas el tema del desperdicio de alimento porque nosotros con esta encuesta no pretendemos cuantificar la cantidad de alimentos que se desperdician, sino que más que nada saber la actitud, el comportamiento que tienen las personas y si están dispuestas a usarlos o no. Uno de los ítems de esta encuesta es saber -una vez que recibe alimentos- qué piensa la persona de estos alimentos que son recuperados, cómo lo perciben ellos también” comenta Manola Olea, responsable del proyecto.
Finalmente, la guía incluirá un análisis de características organolépticas de los alimentos, inocuidad en la manipulación de los alimentos, recetas con aporte nutricional, porción sugerida para una persona adulta, costo de las materias primas para la elaboración de la receta (costo con alimentos recuperados vs costo sin alimentos recuperados), sugerencias de cómo incluirlas en el día y tiempos de conservación de las preparaciones.
